Esencial, carnal, inspirador... La íntima relación de Picasso con el arte prehistórico
El Museo Nacional de Historia Natural inaugura una muestra que explora las relaciones entre el genio malagueño y el arte ibero, la Venus de Lespugue o los ídolos de las Cícladas

La celebración internacional del 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso (1881 - 1973) comienza por el principio: las relaciones entre el genio malagueño y el gran arte prehistórico.
'Picasso y la prehistoria' es una exposición que se inaugura en el parisino ... Muséum national d'histoire naturelle (MNHN, Museo Nacional de Historia Natural), presentando pinturas, esculturas, grabados, cerámicas, dibujos, recordándonos el puesto esencial que tuvo para el Picasso de entreguerras su descubrimiento del arte prehistórico.
Cécile Godefroy, especialista emérita en el legado picassiano y comisaria de la exposición del MNHN, comenta de este modo la importancia de esa relación, matriz de futuras evoluciones picassianas: «De entrada, Picasso tuvo una curiosidad muy profunda por los descubrimientos prehistóricos que se sucedieron en los años veinte y treinta del siglo pasado. Curiosidad que pronto se transformó en una suerte de deseo de emulación, ante formas y creaciones originales. Algo esencial, que, andando el tiempo, tomaría muchas formas, indisociables de las artes africanas y mediterráneas«.
El interés de Picasso por el arte prehistórico había comenzado hacia 1907, cuando el genio malagueño compró a HJ Géry Pieret, estafador legendario, «secretario» de Guillaume Apollinaire, dos bustos ibéricos robados al Museo del Louvre. En su día se montó una exposición consagrada a la influencia del arte ibero en la obra de Picasso, bien documentada a través de dos de los bustos ibéricos robados al Louvre. En su día se estudió la relación de esos bustos ibéricos (de origen murciano) en el origen del cubismo.
Venus de Lespugue
'Picasso y la prehistoria', en el (MNHN), prefiere fechar el inicio de esa relación hacia 1922, cuando se descubrió en el departamento de la Haute-Garonne, en los Pirineos, una legendaria y pequeña estatua en marfil, la Venus de Lespugue, que suscitó gran interés en Picasso, que llegó a comprar varias copias, que guardó durante mucho tiempo en uno de sus estudios parisinos.
En sus conversaciones con Brassaï, el patriarca de la fotografía del París nocturno, el artista malagueño comenta con sinceridad aparente su relación con esa Venus, el arte ibérico, el arte prehistórico: «Se habla de la 'edad de piedra'… bueno…, en realidad el hombre de esas épocas vivía en contacto con la naturaleza, y creaba con lo que tenía a la mano, madera, pieles, arcilla, creando sus propios colores con su artesanía propia. Ya conocía el arte ibérico, que tanto me inspiró. La Venus descubierta en Lespugue, en la frontera con España, es una creación genuina, bella, muy carnal, muy sugestiva«.

Sylvie Bethmont-Gallerand, especialista en la obra picassiana, recuerda relaciones muy profundas: «Picasso compró dos copias de la Venus de Lespugue, poco después del descubrimiento. Y las conservaba en una vitrina particular, junto a una colección de ídolos de las Cícladas. Desde antes de las revelaciones del cubismo y 'Las señoritas de Avignon', hasta sus etapas mediterráneas, Picasso sostuvo un diálogo permanente con las artes prehistóricas, que consideraba esenciales«.
Artes prehistóricas, europeas, africanas, mediterráneas, indisociables de la vida callejera, en la Barcelona y el París de finales del XIX y primeros del XX. 'Las señoritas de Avignon' son, en realidad, en su origen primero, las señoritas de la barcelonesa calle de Avinyó, calle prostibularia, en su época, cuyos «modelos» son enriquecidos por Picasso a través de los modelos y antecedentes prehistóricos, iberos, en este caso.
A través del genio picassiano, el arte ibérico, el arte prehistórico, el arte rupestre, son «semilleros» del arte nuevo de las primeras décadas del siglo XX. A través de las obras presentes en la exposición «Picasso y la prehistoria», las huellas y herencia de los grandes y anónimos artistas prehistóricos tienen muchos rostros.
Como Brasaï, Picasso se siente fascinado por las más humildes y enigmáticas creaciones, que intenta imitar. Copiando algunos rastros íntimos del arte prehistórico, Picasso no duda en presentar como obras de arte las huellas de su propia mano, en un lienzo, en una cerámica, en papeles de diversa naturaleza.
Inspirándose en bustos y figuras de grandes matronas prehistóricas, Picasso descompone la figura humana, la figura femenina, confiriendo a cada parte (busto, caderas, senos, etcétera) una singularidad física y estética propias. En el arte ibero / murciano, en el arte prehistórico / pirenaico, Picasso descubre figuras geométricas esenciales, llamadas a culminar con su descubrimiento último del Mediterráneo, cuya luminosidad, de Atenas a Málaga, de Sicilia a Barcelona, Valencia o la Costa Azul, Antibes, será la luz definitiva del Picasso último.
MÁS INFORMACIÓN
«Picasso no se acaba nunca» se ha dicho muchas veces. Se han estudiado sus relaciones con todos los genios del arte de nuestra civilización. Conocemos con precisión su legado, anterior, contemporáneo y posterior a las difuntas vanguardias de entre dos guerras mundiales. Comenzar a conmemorar el 50 aniversario de su muerte recordando sus relaciones con el arte prehistórico quizá era lo más razonable. Comenzar por el principio de los principios: el arte ibérico, el arte de las Cícladas, el arte rupestre, la sinfonía inacabada del gran arte prehistórico.
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